CARLOS VAZ FERREIRA
de pensamiento es la buena: buena, en todos los sentidos; sentimental y racionalmente...
Yo me dejo ir por ella con toda el alma.
A qué orden de consideraciones concretas lle- va, es lo que mostraré tratando los distintos pro- blemas. Aquí sólo quiero llamar la atención sobre el hecho de que la diferente dirección entre esas dos maneras de encarar el más importante dato de los problemas del feminismo, es lo fundamental para poder pensarlos y sentirlos.
Nota: en realidad son tres las direcciones o ac- titudes.
La otra actitud es no tomar en cuenta el hecho; olvidarse de él; razonar simplisticamente con la so- la idea de “igualdad”: por ejemplo, creer un ideal que la mujer asuma normalmente todas las tareas del hombre, además de lo suyo (por consiguiente, que haga y sufra más que el hombre); predicar el amor libre sin tener en cuenta que las mujeres quedan con los hijos... etc., etc.
Estados elementales, simplistas: Sería el mal feminismo. Mientras el bueno tiene en cuenta aquel hecho (tratamiento desfavorable de la mujer por la naturaleza) para corregirlo en lo posible, para compensarlo en lo posible, y, cuando no es posi- ble, por lo menos para saber que existe, y evitar que sus efectos injustos todavía se exageren.
Así se podría decir, tomando otro esquema, que:
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