SOBRE FEMINISMO
Ni tiples y a veces enormes dificultades reales de los problemas: las complican todavía con cuestiones de palabras y con confusiones derivadas de ellas.
De estas confusiones relacionadas con los tér- minos, unas tienen que ver con el hecho de que se usen los mismos términos en distintos proble- mas. Otras, con la impropiedad o ambigiedad de esos términos en sí mismos :
Primero: uso de los mismos términos para dife- rentes problemas: 2
Por ejemplo: se llama “feminista”, en el proble- ma de si la mujer tiene igual inteligencia que el hombre, quien sostenga que la tiene igual. En el del sufragio, quien opine que debe ser dado a la mujer. En el de los empleos y carreras, quien pien- se que deben ser abiertos ampliamente para la mu- jer. En el de la capacidad civil, quien crea que la mujer debe gozar de la misma que el hombre, etc.
Ahora, muchos creen que (o parten de que) hay que tomar en todos los problemas la posición que se llama del mismo modo: o en todos la posición llamada “feminista”, o en todos la posición lla- mada “antifeminista”; én otros términos: que las soluciones del mismo nombre son solidarias.
Por ejemplo, el que desea dar el sufragio a la mujer o abrirle las profesiones, se cree como obli- gado a sostener que la mujer tiene igual inteli- gencia que el hombre. Los otros, los “anti-femi- nistas”, tendencia correlativa, en las ideas opues- tas.
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