CARLOS VAZ FERREIRA
también mala: a mi juicio, ya lógicamente mucho peor; y, además, moral y afectivamente tiende a ser antipática y dura. Primero, sacrifican, a los casos en que se realice el ideal preferible, todos los otros casos. (Aquí, la vulgaridad mayor, que ya Guyau tuvo que decir: no todas las mujeres se casan).
Y, segundo : ese mismo ideal preferible, ellos, los antifeministas, tienen tendencia a concebirlo es- trecho y malo. Ni siquiera conciben la unión mo- nógama bien superiorizada, sino a base de una psicología inferior de la mujer, casi la psicología de su fisiología (por más que ellos suelen ideali- zarla con una fácil literatura ad-hoc).
Y, en cuanto a la desigualdad natural fisioló- gica, la notan bien—muy bien, por cierto—como hecho; pero no su carácter doloroso y cruel.
Entonces, pues, esto es fundamental :
La unión monógama en ciertas condiciones de equivalencia, como hemos procurado explicarlo: equivalencia de psicología en lo posible (no identi- dad, pero equivalencia en valor, en dignidad), y equivalencia de cargas, con predominancia para el hombre de las cargas exteriores al hogar (com- plementaria su actuación dentro de éste) y predo- minancia para la mujer de las cargas interiores (con actuación exterior complementaria, en todo caso, pero sólo en ese carácter), constituye sin du- da el ideal preferible.
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