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ERMINÁBAMOS nuestra última conversación señalando el hecho de que el matrimonio tiende a actuar como regulador del ejercicio de empleos, profesiones y activida-
des por las mujeres, y a su vez tiende a ser regu-
lado por ese hecho social. Y advertimos que, al respecto, hay que hacer una serie de observacio- nes y reflexiones que tienen el aspecto de vulga- ridades, y que lo son realmente, hasta el punto de parecer absurdo que haya que enunciarlas; pero esto puede ocurrir en los problemas mal dis- cutidos, y ocurre aquí.
Por un lado, decíamos, el matrimonio tiende a regular el ejercicio de los empleos, carreras, pro- fesiones, etc., por la mujer. Es bien claro:
Las mujeres tienen, en general, tendencia a pre-
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