CARLOS VAZ FERREIRA
prestarle ayuda: comprender, colaborar, auxiliar en su caso. Pero, como ideal, es mejor concebir esa faz de la actividad de la mujer más bien como complementaria, y como de dignidad, superioriza- ción y placer, mejor que como de necesidad; y no demasiado dominante y absorbente.
No obstante, hay ya, desde luego, muchas acti- vidades, funciones, que la mujer puede ejercer sin detrimento de las del hogar ( o por la naturaleza de esas funciones, o porque admiten grados).
Después vienen otros casos, por grados.
A veces la mujer tiene ya necesidad de ayudar, en mayor o menor grado, y a fortiori cuando el hombre falta y ella lo tiene que suplir.
«Eso, para las que quisieron y lograron realizar el ideal preferido.
Pero, además, otras no llegarán a realizarlo de ningún modo, o a realizarlo según sus afectos o en las condiciones de elevación que legítimamente hubieran deseado.
Y a otras, todavía, no les gusta. Poco importa por qué, aunque sea por las hormonas, o por el metabolismo, o por todo lo que quieran los fisio- logistas. Ello es que tienen otros gustos, otros ideales.
Y, para todos esos casos, tienen que estar todas las actividades abiertas a las mujeres, y abiertas sin restricción.
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