CARLOS VAZ FERREIRA
no puede ser de “igualar”, sino de corregir en lo posible y compensar la desigualdad.
El error de los “feministas” comunes es tomar por ideal una organización dura y desigual preci- samente contra la mujer (además de no comple- tamente posible si se la universaliza).
Más equitativo y menos duro para la mujer es que, en los casos normales, sea, al mismo tiempo que predominante su actividad interior, menos ex- tendida que en el hombre la actividad exterior al hogar.
Ahora, nótese que ese ideal preferible, requiere en la mujer superioridad y cultura: mucha, tanto para dignificación propia y superiorización de re- laciones mútuas, como para la misma misión edu- cadora del hogar.
Es así como, del otro lado, ya aparece un pri- mer error habitual de los llamados “antifeminis- tas”, que es aminorar, aun desde ese mismo punto de vista, la parte de la mujer: reducirla casi a un rol fisiológico, mal completado con una mezquina psicología a base de diversiones, de pseudo-ar- te,, etc;
Pero, además, aun los “antifeministas” que so- bre eso tienen un concepto más elevado, están ca- si siempre en un estado de espíritu que, pareciendo natural, es, en verdad, falsísimo (y esto es muy im- portante) : creen, sienten que el considerar prefe- rible, en general, una repartición equitativa de las
130