CARLOS VAZ FERREIRA
del caput mortuum sería efectivamente acrecen- tado (1).
Después, otros aspectos más directos: En pri- mera línea, uno horrible: la organización electoral de la prostitución.
Seres más coactos aún que un empleado infe- rior, que un obrero del Estado; y más indefensos, y más sujetos a toda arbitrariedad; y que no pue- den protestar, ni hacerse oir, ni serían recibidos a ello; y totalmente dependientes de la policía. (To- davía, indirectam nte, nuevas causas de vejaciones para esos desgraciados seres).
Alguién dirá que se las podría inhabilitar... Peor todavía!: Imaginaos, por ejemplo, las in- vestigaciones a ese respecto, los “juicios de ta- chas”, etc.; en fin: todo un horror.
Bien: así, sinceramente, es la cuestión.
Y no se tenga tendencia a negar, ni a atenuar demasiado; ni a creer que habría arreglo total, ni que la educación lo arreglaría todo (aunque sin duda mejoraría mucho), ni, en suma, que se en- contraría una organización sin males.
Así es la cuestión: como casi siempre en las normativas, hay que elegir entre organizaciones que ordinariamente tienen, todas, males y bienes,
(1) En cste caso, como en el siguiente, claro es que el voto secreto atenúa mucho el mal, pero sin suprimirlo.
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