UNA TRADUCCIÓN DEL QUIJOTE.
NOVELA ORIGINAL.
PARTE CUARTA.
I.
Recobrado el juicio, merced á la violenta y súbita emoción que produjo en él la vista de la Princesa, volvió Miguel á la vida real, de la que, durante algún tiempo, habíale abstraído su desesperación amorosa. Una vez resuelto á cumplir los deseos de María, ó mejor dicho, no hallando en su voluntad fuerzas suficientes para resistir á los suyos propios, el enamorado jóven experimentó las prosáicas contrariedades de la pobreza y
- Como el amor y la gala
- Andan un mismo camino,
quedóse consternado al analizar su traje, que estaba ya en el último período de decadencia.
Afortunadamente la paternal previsión de Damian, y la bondad de Madlle. Guené, remediaron tamaño inconveniente. La modista, si bien no podemos asegurar que efectivamente descendía de la generosa raza de los Guemené, se hacía merecedora de esta honra por los nobles rasgos de su carácter.
Persuadida del amor de la Princesa hacia Miguel y de la tolerancia del Príncipe de Lucko, que presagiaba un desenlace feliz para ambos amantes, Madlle. Guené, linda y todo como era, y más ó menos Guemené, no pensó siquiera en rivalizar con la hermosa preferida por el jóven extranjero.
Al contrario, determinó favorecer estos amores en cuanto