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adorable evolución de la naturaleza; pues aunque tenía cerca de diez y siete años, en el país de su nacimiento el desarrollo no es tan precoz como en los climas meridionales.

Así es que las facciones de la Princesa conservaban todavía los rasgos de la infancia, el blanco seno apenas se diseñaba bajo la cerrada batista de la bata, y á no ser por su estatura, alta en comparación de la de las jóvenes españolas, hubiérasela creído niña aún. Tenía la encarnación fresca y sonrosada del Norte, ojos azules, y magníficos cabellos castaños.

Cansóse de jugar con la perrita, tomó un sombrero que la tarde anterior habíala traído la modista, y medio desnuda como estaba, se le probó, coqueteando delante de un espejo, y luego, volviéndole á dejar sobre un diván, se aproximó á los cristales de un balcón, envolviéndose pudorosamente en su blanca bata.

Mediaba el mes de Mayo; eran las ocho de la mañana, y el sol resplandecía en el magnifico cielo de Madrid.

La Princesa quedó deslumbrada.

Nacida en San Petersburgo, había dejado la Corte de Rusia para trasladarse á la de España. Durante su rápido viaje, en el cual su padre no quiso detenerse ni aun en Paris, como deseaba la jóven Princesa, alegando la razón de que tan gran ciudad no puede verse en poco tiempo, reinó un constante temporal de agua, de suerte que la viajera no pudo acostumbrarse gradualmente á la claridad del cielo meridional, y quedóse como hemos dicho deslumbrada, cuando al tercer dia de su estancia en Madrid admiró por primera vez el brillante sol, la espléndida atmósfera y la intensa primavera de la villa coronada.


II.

¿Por qué causa se hallaba en Madrid la Princesa rusa María Lucko?

Vamos á explicarla en breves palabras. Durante la última guerra civil, la mayor parte de las potencias del Norte se declararon en favor de Don Cárlos de Borbon, suspendiendo sus relaciones diplomáticas con la Corte de España, hasta que posteriormente, reconociendo los hechos consumados, fueron saliendo de su retraimiento.

Rusia fué la más reacia en reconocer al Gobierno español, ya definitivamente constituido; pero por último siguió el ejemplo de