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hacer hablar con mis elocuencia a las piedras prehistóricas, no obstante que, por su parte, disentia de sus conclusiones, por las consideraciones que manifestó; pero que, de todos modos, su trabajo era un precioso contingente ofrecido al estudio de la arqueologia americana, que el señor Ambrosetti había ilustrado con sus investigaciones».

Siempre en forma extrarreglamentaria, más propiamente que antirreglamentaria, continuó celebrando sesión la junta durante todo el año siguiente de 1902. Ello no obstó, sin embargo, ni a la fecundidad ni a la eficacia de su labor, que no me incumbe reseñar detalladamente, pues la historia no es la recordación de todos los hechos e individuos del pasado, sino sólo la de aquellos que lo jalonean, en cuanto han culminado sobre los demás, como influyentes o como decisivos en la evolución social. Entre estos hechos de trascendencia para el desenvolvimiento de la junta, deben puntualizarse dos, ocurrido el primero a fines del año que me ocupa, acaecido el segundo en el de 1904. En la sesión del 7 de diciembre de 1902 se da la junta sus estatutos, siguiendo en esto también una indicación que sobre el particular le había sugerido el general Mitre, según consta en el acta de la sesión del 5 de octubre del mismo año. El reglamento entonces sancionado, que rige aún con ligeras adiciones, se limitó, casi, a codificar las disposiciones sueltas que poco a poco habíase ido dando la junta, y consta tan solo de diez artículos en los cuales se establecen los principios básicos relacionados con los fines y la estructura orgánica de la institución. Espejo fiel de la modestia y de la seriedad que ha demostrado siempre la junta en todos sus actos y manifestaciones —como si, a modo de un sello indeleble, hubiérale impreso esas caracteristicas, que le eran personales, su muy ilustre fundador— en lo que atañe a cargos directivos, verbigracia, redújose el reglamento a agregar, a los tres existentes, sólo uno nuevo: el de prosecretario-tesorero; puesto para el cual fué designado acto continuo nuestro estimable compañero el doctor Jorge A. Echayde, quien lo ocupa todavía, quince años después de nombrado por primera vez, con el aplauso, la confianza y la gratitud de todos sus colegas. La sesión celebrada el de septiembre de 1904 y a la que concurrieron 25 miembros de número de la junta, entre otros el general Mitre, Vicente G. Quesada, Ameghino, José Marcó del Pont, Rosa, Gabriel Carrasco, Ambrosetti, José Antonio