decir en lengua ranquelina, Laguna del Pollo, y cuya pronunciación debe hacerse nasal ó gangosamente, verbigracia, como si la palabra estuviese escrita así y debieran sonar todas las letras: Pollonguelo.
Aquí variamos de rumbo un poco, buscando el Sud recto, y así seguimos, como legua y media, por un campo muy guadaloso y pesado, en el que caímos y levantamos varias veces, lo mismo que las mulas de carga, hasta llegar á Us-helo, donde hay otro grupo de árboles, una aguada semejante á la anterior y una lagunita de agua salobre, pero potable no habiendo sequía.
Las cabalgaduras se habían aplastado algo con la legua y media de guadal.
Aplastarse, es un término del país, que vale más que fatigarse y menos que cansarse, cuando se quiere expresar el estado de un caballo.
Hicimos alto, se hizo fuego, se hizo cama para una siesta, se descansó, se tomó mate, se durmió y á las cansadas llegaron las mulas de carga, que habiendo caído en una cañada mojaron las petacas de los padres franciscanos.
Serían las tres cuando nos movimos de aquí en dirección á Coli-mula, que de la etapa anterior queda en rumbo Sud.
Este trayecto es más variado que los demás; el terreno se quiebra acá y allá en grandes bajíos salitrosos y en grupos considerables de arbustos crecidos.
En un inmenso pajonal, sembrado de grandes árboles diseminados, pillamos un caballo que hacía pocos días andaba por allí, pues no estaba alzado aún.
Cuando llegamos á Coli-Mula, que quiere decir mula colorada, habíamos andado tres leguas.
No sé por qué se llama así ese paraje. No hay ár-