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II

Deseos de un viaje á los Ranqueles.—Una china y un bautismo.— Peligros de la diplomacia militar con los indios.—El indio Linconao.—Mañas de los indios.—Efectos del deber sobre el temperamento.—¿Qué es un parlamento?—Desconfianzas de los indios para beber y fumar.—Sus preocupaciones al comer y beber.—Un lenguaraz.—Cuánto dura un parlamento y qué se hace en él.—Linconao atacado de las viruelas.—Efectos de la viruela en los indios.—Gratitud de Linconao.—Reserva de un fraile.

Hacía mucho tiempo que yo rumiaba el pensamiento de ir á Tierra Adentro.

El trato con los indios que iban y venían al Río 4.º, con motivo de las negociaciones de paz entabladas, había despertado en mí una indecible curiosidad.

Es menester haber pasado por ciertas cosas, haberse hallado en ciertas posiciones, para comprender con qué vigor se apoderan ciertas ideas de ciertos hombres; para comprender que una misión á los Ranqueles puede llegar á ser para un hombre como yo, medianamente civilizado, un deseo tan vehemente, como puede ser para cualquier ministril una secretaría en la embajada de París.

El tiempo, ese gran instrumento de las empresas