cruzar del Río 4.º á Achiras sin hacer testamento y confesarse.
Muchos miles de leguas cuadradas se han conquistado.
¡Qué hermosos campos para la cría de ganados son los que se hallan encerrados entre el Río 4.º y Río 5.º!
La cebadilla, el porotillo, el trébol, la gramilla, crecen frescos y frondosos entre el pasto fuerte; grandes cañadas como la del Gato, arroyos caudalosos y de largo curso como Santa Catalina y Sampacho, lagunas inagotables y profundas como Chemeco, Tarapendá y Santo Tomé constituyen una fuente de riqueza de inestimable valor.
Tengo en borrador el croquis topográfico, levantado por mí de ese territorio inmenso, desierto, que convida á la labor, y no tardaré en publicarlo, ofreciéndoselo con una memoria á la industria rural.
Más de seis mil leguas he galopado en año y medio para conocerlo y estudiarlo.
No hay un arroyo, no hay un manantial, no hay una laguna, no hay un monte, no hay un médano donde no haya estado personalmente para determinar yo mismo su posición aproximada y hacerme baqueano, comprendiendo que el primer deber de un soldado, es conocer palmo á palmo el terreno donde algún día ha de tener necesidad de operar.
¿Puede haber papel más triste que el de un jefe con responsabilidad, librado á un pobre paisano, que lo guiará bien, pero que no le sugerirá pensamiento estratégico alguno?
La nueva frontera de Córdoba comienza en la raya de San Luis, casi en el meridiano que pasa por Achiras, situado en los últimos dobleces de la Sierra, y costeando el Río 5.º se prolonga hasta la Ramada Nueva, llamada así por mí, y por los ranqueles Trapalcó