Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo II (1909).djvu/329

Esta página no ha sido corregida
— 325 —

á usar bota fuerte. Pero no nos han enseñado ni á trabajar, ni nos han hecho conocer á su Dios. Y entonces, hermano, ¿qué servicios les debemos?

Yo habría deseado que Sócrates hubiese estado dentro de mí en aquel momento á ver qué contestaba con toda su sabiduría.

Por mi parte, hice acto de conciencia y callé...

Hasta entonces había cumplido con mi deber, en mi humilde esfera, según lo entendía.

Pero mi conducta personal ni podía ni debía ser un argumento contra las humillantes objeciones del bárbaro.

No me cansaré de repetirlo.

No hay peor mal que la civilización sin clemencia.

Es el gran reproche que un historiador famoso le ta dirigido á su propio país, censurando su política en la India como conquistador...

Los Ranqueles derivan de los Auracanos, con los que mantienen relaciones de parentesco y de amistad.

Tienen la frente algo estrecha, los juanetes salientes, la nariz corta y achatada, la boca grande, los latios gruesos, los ojos sensiblemente deprimidos en el ángulo externo, los cabellos abundantes y cerdosos, la barba y el bigote ralos, los órganos del oído y de la vista más desarrollados que los nuestros, la tez cobriza, á veces blancoamarillenta, la talla mediana, las espaldas anchas, los miembros fornidos.

Pero estos caracteres físicos van desapareciendo á Liedida que se cruzan con nuestra raza, ganando er estatura, en elegancia de formas, en blancura 3 hasta en sagacidad y actividad.

En una palabra, los Ranqueles son una raza sólida, sana, bien constituida, sin esa persistencia semítica que aleja á otras razas de toda tendencia á cruzarse