Caniupán, Melideo, Relmo, Manghin, Chuwailau, Caiunao, Ignal, Tripailao, Millalaf, Quintuano, Nillacaóe, Peñaloza, Ancañao, Millanao, Pancho, Carrinamón, Cristo, Naupai, Antengher, Nagüel, Lefín, Quentreú, Jacinto, Tuquinao, Tropa, Wachulco, Tapaio, Caiomuta, Quinchao, Epuequé, Yanque, Anteleu, Licán, Millaqueo, Painé, Mariqueo, Caiupán, José, Manqué, Manuel, Achauentrú, Güeral, Islaí, Mulatu, Lebín, Guiñal, Chañilao, Estanislao, Wiliner, Palfuleo, Cainecal, Coronel, Cuiqueo, Frangol, Yancaqueo, Yancaó, Gabriel, Buta y Paulo.
Cada uno de estos capitanejos acaudilla diez, quin ce, veinte, veinticinco hasta treinta indios de pelea.
Por indio de pelea se entiende, el varón sano y robusto, de dieciséis hasta cincuenta años.
Tomando por término medio que cada caudillo, cacique, ó capitanejo pueda poner en armas veinte indios, resultarían mil trescientos.
Efectivamente, esta cifra está en concordancia con lo que parece fuera de duda, á saber: que Mariano Rosas y Ramón tienen cerca de seiscientos indios de pelea y Baigorrita un poco más.
Esas ocho ó diez mil almas ocupan una zona de tierra próximamente de dos mil leguas cuadradas, entre los 63⁰ y 66° de latitud Sud; y los 35° y 37° de longitud Este, cuyos límites naturales pueden determinarse así:
Al Norte, la laguna del Cuero; al Sud, la punta del Río Salado; al Oeste, este mismo río, y al Este, la Pampa.
En ese vasto perímetro se hallan diseminados unos cuatrocientos ó seiscientos toldos.
Cada toldo constituye una familia, que no baja nunca de diez personas, y no hay toldo en el que no se encuentre un cautivo ó cautiva grande ó chico.