— 322 lagunas de agua dulce y permanente; en sus bañados vastísimos, hay siempre excelente pasto y en las profundas sinuosidades de un terreno quebrado y montuoso, sombra y leña.
Dichas lagunas, saliendo de Agustinillo hasta llegar frente á la Villa de Mercedes, sobre el Río 5.ºson: Overamanca, el Chañar, Loncomatro, la Seña ; aquí se abren dos caminos, uno para el 3 de Febrero y otro para las Totoritas, las Acollaradas, el Corralito, el Machomuerto, Santiago Pozo, la Hallada, el Tala, el Bajohondo, el Guanaco, Sallape, Pozo de los avestruces y Pozo escondido.
Todas ellas presentan más ó menos la misma fisonomía.
Aquellos campos desiertos, é inhabitados, tienen, un porvenir grandioso, y con la solemne majestad de su silencio, piden brazos y trabajo.
¿Cuándo brillará para ellos esa aurora color de rosa?
¡Cuándo !...
¡Ay! cuando los Ranqueles hayan sido exterminados ó reducidos, cristianizados y civilizados.
¿Y cuántos son los Ranqueles, de cuya vida, usos v costumbres he procurado dar una ligera idea en el transcurso de las páginas antecedentes?
De ocho á diez mil almas, inclusive unos seiscientos ú ochocientos cautivos cristianos de ambos sexos, niños, adultos, jóvenes y viejos.
¿En qué me fundo para decirlo?
En ciertas observaciones oculares, en datos que he recogido y en un cálculo estadístico muy sencillo.
Las tres tribus de Mariano Rosas, de Baigorrita y de Ramón, que constituyen la gran familia ranquelina, cuentan los tres caciques principales susodichos, dos caciques menores, Epumer y Yanquetruz y sesenta capitanejos, cuyos nombres son: