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— 309mañana será otro Pedro el Grande en nombre del Panslavismo, valiéndose de la turbulencia Moscovita, de la ignorancia de los siervos y del fanatismo religioso.

En América hemos tenido á Rozas, á Monagas, á López.

Todos ellos supieron encontrar la palabra misteriosa y magnética para fascinar al pueblo.

La libertad y la fraternidad universal siguen mientras tanto siendo una bella utopía, una santa aspiración del alma, y de hegemonía en hegemonía, dominados hoy por los unos, mañana por los otros, el hombre individual y el hombre colectivo caminan por rumbos distintos quién sabe dónde...

La perfección y la perfectibilidad parecen ser dos grandes quimeras.

Rodamos á la desventura, y la mentira es la única verdad de que estamos en posesión.

Parece que Dios hubiera querido ponerle una gran barrera á la conciencia humana, para detenerla siempre que se atreve á penetrar en los tenebrosos limbos del mundo moralreno.

El sol se ponía majestuosamente, el horizonte estaba limpio y despejado; terso el cielo azul; sólo una que otra nube esmaltada con los colores del arco iris y suspendida á inmensas alturas, se descubría en la gigantesca bóveda; soplaba una brisa ricamente oxigenada, blanda y fresca; las espadañas se columpiaban graciosamente sobre su tallo flexible reflejándose en las claras aguas de la laguna, hasta humedecer en ellas sus albos penachos, como voluptuosas Náyades de bella y blanca faz que al borde de la fuente empaparan las puntas de sus sueltos cabellos, mirándose distraídas y enamoradas de sí mismas, en el espejo líquido y se-