Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo II (1909).djvu/293

Esta página no ha sido corregida
— 289 —

—Spañol—me contestó.

—i Spañol?—repetí yo, mirando á Mora y á Ramón alternativamente.

—Sí, señor, Spañol—me dijo Mora,—así les liaman á algunos cautivos.

—Spañol—afirmó Ramón, que había entendido mi pregunta.

—¿Pero qué nombre tenías en tu tierra?—le pregunté al cautivo.

—No sé, se me ha olvidado; era muy chico cuando me trajeron—repuso.

—¿De dónde eres?

—No sé.

—¡Cómo no has de saber! ¿Te han prohibido que digas tu verdadero nombre y el lugar en donde te cautivaron?

—No, señor.

—Si no ha de saber nada, señor—dijo Mora,—por esc le llaman Spañol, hasta que sea más grande y le den nombre de indio.

—¿Y esa es la costumbre?

—Sí, señor.

—Pregúntele á Ramón ¿ qué quiere decir Spañol?

Ramón contestó.

—Spañol, quiere decir, de otra tierra.

En esto estábamos, cuando el capitán Rivadavia se me presentó, y hablándome al oído, me dijo:

Que Crisóstomo acababa de llegar de Leubucó y que á su salida se decía allí que había habido invasión por San Luis.

Le pedí permiso á Ramón para retirarme, comunicándole la ocurrencia; me retiré, y un momento después el capitán Rivadavia se separaba de mí con una carta bastante fuerte para Mariano Rosas.

Le exigía en ella el castigo de los invasores apoyánUNA EXCURSIÓN 19.—TOMO II