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Sí, todos exclaman tarde ó temprano, después de tantos arranques frenéticos:

Yes! my adored, yet most unkind!

Though thou will never love again, To me 't is doubly sweet to find Remembrance of that love remain.

Yes! 't is a glorious thought to me Nor longer shall my soul repine, Whate'er thou art or e'er shall be, That thou hast been dearly, solely, mine. (1) El cencerro de las tropillas me servía de guía; mi caballo iba brioso lo que oía y rumbeaba al fin para la querencia.

Llegué al pie de un médano bastante elevado y me encontré con Camilo Arias que me esperaba.

Oyendo el cencerro y no viendo las tropillas, se me ocurrió que alguna novedad había.

—¡Qué hay ?—le pregunté.

—Nada, señor—me contestó,—por precaución lo he esperado aquí; vamos á cruzar este médano, tiene muchas caídas y es muy fácil perderse.

—¡Bueno, adelante! ¡ vamos! es mucho más de media noche; no perdamos tiempo, le dije.

Trepó al médano le seguí. Los caballos hacían esfuerzos supremos para repecharlo, se enterraban hasta los ijares en la blanda y deleznable arena; pero subían poco á poco. Llegamos al borde de la cresta, y cuando yo creía tramontar el obstáculo, me (1) Sí, amiga adorada aunque inconstante, en vano no me amarás ya: es para mí un consuelo saber que el recuerdo de nuestro amor no se borrará de tu corazón.

Sí, será para mí un triunfo, y ahogaré las penas de mi alma pensando que, seas lo que seas, te vuelvas lo que te vuelvas, tú has sido mía y sólo mia.