Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo II (1909).djvu/185

Esta página no ha sido corregida
— 181 —

En pos de él vinieron otros personajes; con todos tuve que hablar, todos me dijeron casi la misma cosa y á todos les contesté casi la misma cosa también.

Dios se apiadó de mí; y después de once mortales horas inolvidables, como jamás las he pasado ni espero volverlas á pasar en lo que me resta de vida, me vi libre de gente incómoda.

Aquel día valió por todos los otros, y eso que no he hecho sino pintar á brocha gorda el cuadro. Para iluminarlo con todos sus colores habría tenido necesidad del marco de un libro entero.

Estaba harto y cansado; me eché sobre la blanda hierba, y me quedé pensativo un rato viendo á los indios desparramarse como moscas en todas direcciones y desaparecer veloces como la felicidad.