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—No es cierto—gritaron algunos, lo que está diciendo ese.

—No sean bárbaros, no me interrumpan, óiganmeles contesté, y proseguí:

Los gringos les quitaron sus mujeres á los indios, tuvieron hijos en ellas, y es por eso que les he dicho que todos los que han nacido en esta tierra son indios, no gringos.

Oiganme con atención.

Ustedes eran muy pobres entonces, los hijos de los gringos, que son los cristianos, que somos nosotros, indios como ustedes, les hemos enseñado una porción de cosas. Les hemos enseñado á andar á caballo, á enlazar, á bolear, á usar poncho, chiripá, calzoncillos, bota fuerte, espuela, chapeado.

—No es cierto—me interrumpió Mariano Rosas ;aquí había vacas, caballos y todo antes que vinieran los gringos, y todo era nuestro.

—Están equivocados — les contesté; — los gringos, que eran los españoles, trajeron todas esas cosas. Voy á probárselo :

Ustedes le llaman al caballo cauallo, á la vaca uaca, al toro toro, á la yegua yegua, al ternero ternero, á la oveja oveja, al poncho poncho, al lazo lazo, á la hierba hierba, al azúcar achúcar y á una porción de cosas lo mismo que los cristianos.

¿Y por qué no les llaman de otro modo á esas cosas?

Porque ustedes no las conocían hasta que las trajeron los gringos. Si las hubieran conocido les habrían dado otro nombre.

¿Por qué le llaman al hermano peñi?

Porque antes de que vinieran los padres de los cristianos ustedes ya sabían lo que era hermano.

¿Por qué le llaman á la luna quién, y no luna, como los cristianos? Por la misma razón. Porque antes