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Ha acompañado á los indios en sus más atrevidas excursiones, y muchas veces se salvaron por su pericia y su arrojo.

Sus constantes correrías, de noche, de día, con buen ó mal tiempo, llueva ó truene, brille el sol ó esté nublado, haya luna ó esté sombrío el cielo, le han hecho adquirir tal práctica, que puede anticipar los fenómenos meteorológicos con la exactitud del barómetro, del termómetro y del higrómetro.

Es una aguja de marear humana; su mirada marca los rumbos y los medios rumbos, con la fijeza del cuadrante.

Habla la lengua de los indios como ellos, tiene mujer propia y vive con ellos. Es domador, enlazador, boleador, pialador. Conoce todos los trabajos de campo como un estanciero; ha tenido tratos con Rosas y con Urquiza, ha caído prisionero varias veces y siempre se ha escapado, gracias á su astucia ó su temeridad.

Poco antes de la batalla de Cepeda le tomaron, junto con veinte indios, en la frontera Oeste de Buenos Aires. Sólo él burló la vigilancia de los guardias y se salvó.

Es un oráculo para los indios cuando invaden y cuando se retiran; vive por desconfianza en Inché, treinta leguas más al Sud que Baigorrita, á cuya indiada pertenece; tiene séquito y es capitanejo, con lo cual está dicho todo sobre este tipo, planta verdaderamente oriunda del suelo argentino.

Chañilao no es sanguinario; ha vivido entre los cristianos y entre los indios alternativamente. En el Río 4.º tiene amigos: Camilo Arias, mi fiel é inseparable compañero, es uno de ellos. La última vez que emigró de allí fue por prevenciones infundadas.

Esa es nuestra tierra—como nuestra política suele consistir en hacer de los amigos enemigos, parias de