Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo II (1909).djvu/138

Esta página no ha sido corregida
— 134 —

reina de los cielos asomó su blanca faz, y clavándola en la inmóvil superficie de las lagunas, hizo brotar de su seno diamantinas luces.

Oyéronse toques de clarín. Jamás el bélico instrumento resonó en mis oídos con más solemnidad. Me hizo el efecto de la trompeta del arcángel el día del juicio final. Sus vibraciones se alcanzaban tremulantes unas á otras, recorriendo las ondulaciones del vacío.

Los cornetas de Baigorrita contestaron.

Estábamos en la rayahabló; Hicimos alto. Llegó un parlamento, habló le contestaron razón por razón; lo despacharon; volvió otro y otro, se hizo lo mismo y á las cansadas llegó un hijo de Mariano Rosas, invitándonos á avanzar.

Marchamos y llegamos, pasando por una gran playa, que es donde los indios, después de sus grandes juntas, juegan á la chueca.