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No porque vuestra libertad y vuestro derecho están garantidos por la libertad y el derecho ajenos. Alteri non feceris quod tibi fieri non vis. No hagas á los demás, lo que no quieres que te hagan á ti mismo. Alteri feceris quod tibi fieri velis. Haz á lo demás lo que quieres que te hagan á ti mismo. Estos dos aforismos encierran todos los deberes del hombre para con sus semejantes y con la familia.

No protesto contra estos principios, arguyo sólo, que si mi felicidad no daña á los demás, tengo el derecho de exigir ser feliz.

—¿A quién?

—¿A quién?...

—Sí, á quién?

Contestadme.

Os he pedido que me defináis la felicidad.

¿Que os defina la felicidad ?

Si la felicidad no es absoluta, es relativa. No es como el bien y el mal, como lo bueno y lo malo. Es objetiva y substantiva. Depende de las circunstancias, del carácter, de las aspiraciones, de accidentes sin fin.

Os entiendo.

Queréis decirme, que un fraile de la Trapa, vicioso, descreído, puede vivir más tranquilamente en su retiro que yo, creyente y sano, en el bullicio de la sociedad.

Precisamente.

Entonces ¿qué recurso nos queda á los que rodamos fatalmente en ese torbellino?

Tomarlo como viene, resignarse:

La conformidad puede convenirle á un esclavo.

¿Y creéis haber dicho algo?

Si no lo creyese, no hubiera hablado.

Os prevengo, sin embargo, que sois esclavo de vuestras pasiones.