jo internacional, ha combatido valientemente dentro de fronteras.
El movimiento por la emancipación femenina ha ocu- pado ciertamente algunas páginas en la historia del pasado siglo diez y nueve, y si bien los primeros cla- mores se hicieron oír al tiempo de la Gran Revolución del 1789, la revolución por los Derechos del Hombre, de donde arrancan las organizaciones modernas, la ver- dadera campaña por los derechos de la mujer, que pese a que les fueron reclamados, no reconocieron la mayoría de los hombres de la revolución francesa; sólo tomó cuerpo en la última mitad del siglo pasado.
Empezó a prosperar cuando el movimiento por los derechos femeninos se organizó en agrupaciones nacio- nales y luego en agrupaciones internacionales para ele- var la protesta de la mitad de la humanidad por quedar privada de los derechos que son atributos del ser hu- mano. Este movimiento organizado, ha culminado en estos últimos años con la formación, no solo de gru- pos internacionales sino de superagrupaciones, como son los comités de Coordinación entre las grandes Aso- ciaciones Internacionales. Este movimiento organizado, es aún bastante rudimentario en nuestra América His- pana. Asociaciones, Comités y hasta Federaciones han sido creadas en nuestra América, pero ellas han tenido siempre vida precaria o efímera, casi como si hubieran sido movimientos esporádicos respondiendo a impul- sos o necesidades del momento.
Las grandes Asociaciones Internacionales, creadas pa- ra la lucha por la completa emancipación femenina, es decir por la equiparación de ambos sexos en la vida nacional de cada pueblo, como corresponde y exige la esencia misma de las democracias, esas grandes aso- ciaciones cuentan apenas medio siglo de existencia.
Precisamente este año de 1938 ha visto el cincuentena-