INICIATIVAS FEMENINAS 91
ría según el medio y, sobre todo, según las ap- titudes de la profesora.
Pero en todas ellas el fin principal es el recrea- tivo: organizan funciones teatrales, á las cuales son invitadas las familias, manteniendo así cons- tantemente en torno de la escuela un numeroso é interesante público afecto á la misma. “Sería im- posible—escribe M. Petit—enumerar las diversio- nes organizadas por las amiguitas. Baste decir que merced á ellas hoy día la sala de recreo de las escuelas está completamente transformada en multitud de villas y aldeas. Los escenarios des- montables, las carpinteras y pintoras voluntarias que se dedican á disponer las decoraciones, las compañías improvisadas, la orquesta, los orfeo- nes, dan con frecuencia una simpática nota de entusiasmo y animación á las amplias y clásicas salas de recreo en la noche del sábado y en la tarde del domingo. Las familias participan con las jóvenes de estas diversiones, y todo contribu- ye á hacer de la escuela una segunda casa común.
¡La escuela una segunda casa común! Segura- mente no deploraríamos tal estado de cosas si toda esta labor no tendiera á la vez á alejar á las niñas de la Iglesia, que era y debe continuar sien- do la primera casa común.
Y no se crea que es solamente á las niñas de las ciudades y centros industriales á quien se trata de conquistar. Sin duda, entre ellas la labor es más fácil, y por eso hacia ellas se dirigen to- dos los esfuerzos; pero no están hoy día menos amenazadas por esta propaganda anticlerical las jóvenes de las aldeas, como ha podido verse por los datos que hemos citado acerca de los cursos y asociaciones organizados para agrupar alrede- dor de la maestra á las niñas, lo mismo en los pue- blos que en las ciudades. Y no tememos repetirlo: si estas organizaciones no persiguieran más que
