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te influir considerablemente sobre la juventud sin temor á intervención oficial de ningún géne- ro. En estos patronatos, amparados por la ley que regula las asociaciones, con el pretexto de cursos, lecturas, conferencias, conversaciones mo- ralizadoras, diversiones dominicales, etc., etc., la doctrina y la educación dadas por el Estado pue- den ser completamente desvirtuadas,.
M. Edouard Petit no podrá negar que habla el lenguaje de un adversario decidido de las institu- ciones post-escolares católicas, que son—como está obligado á reconocerlo—perfectamente lega- les. Y es por demás extraño que un funcionario público pueda expresarse en semejantes térmi- nos, y, por aí adidura, en el periódico oficial del Gobierno. Pero hemus llegado en esto á tal pun- to, que á poco más, nuestra extrañeza acabará por extrañar á los demás. Vamos, A PUES á hacer resaltar de paso la indicación de M. Petit sobre los servicios que los patronatós confesionales pueden prestar á la idea religiosa: ya tendremos ocasión de recordar las demostraciones de este funcionario, que es uno de los altos representan- es de la masónica Liga de la enseñanza. Por ahora nos limitamos á rogar á nuestros lectores qne no olviden la significación é importancia del papel que desempeñan las femmes d'eeuvres (mu- jeres de acción social) laicas, pues hay en él algo que debe servir de pauta á la mujer católica.
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Hechas estas observaciones, examinemos entre las instituciones oficiales las que tienen mayor importancia desde el punto de vista femenino.
El carácter común á todas ellas es ser, en cier- to modo, una prolongación de la escuela.