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32 CIENCIA Y ACCIÓN

Las críticas del abate Sertillanges y del canó- nigo Lagardére podrán pecar de severidad, de exageración, y aun quizás de demasiado genera- lizadas. Cada cual tiene el derecho de discutirlas; pero en lo que habrá perfecta unanimidad es en reconocer que es absolutamente indispensable dar á las jóvenes una sólida instrucción religiosa. En La plus faible (1), Germana de Maucombe de- clara sentimentalmente que es una “bestiecilla pi: dosa, (2) lo que no le impedía tener relacio- nes poco correctas con Jacques Nerval.

La educación católica no debe formar las “bes- tiecillas piadosas, preferidas de M. Marcelo Pré- vost, sino mujeres que sepan armonizar su vida con sus cree cias religiosas, y que tengan real- mente alma y corazón cristianos (3). Las hay por, cierto, en abundancia; pero nunca serán bas- tantes.

La necesidad para la mujer de una verdadera educación religiosa, moral é intelectual, constitu- yó la primera de las conclusiones votadas en el Congreso, á la cual sería difícil dejar de adherirse.

La segunda de las que más apasionaron los ánimos de aquellos congresistas fué la urgencia de toda clase de obras y trabajos de propaganda y apostolado. La máyoría de las comunicaciones versaron sobre asuntos de esta naturaleza. Heaquí los títulos de algunas de las Memorias presenta-

(1) Comedia de Marcel Prevost. Acto IV, escena VI.

(2) Recientemente Mile. J. Delarne, en uno de sus artícu- los, ha dicho de la mujer que es una bestia divina. (Nota del traductor).

(3) En las Memorias de Mlle. de Kerbrune sobre /' Educa- tion de la volonté; de Mme. de Runford, sobre la Ligue du sacrifice; de la condesa Vasselot, sobre la Religion de [' Ac- tion, y de Mile. de Laas sobre la Lutte contre la démoralisa- tion intellectuelle, puede verse hasta qué punto preocupa á esas escritoras la necesidad de una sólida educación moral de la 1mujer.