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asociaciones profesionales de este género son muy escasas y cuentan con pequeño número de asociadas. Por otra parte, las instituciones anejas (oficinas de colocaciones, mutualidades coopera- vas é instituciones económicas de todas clases) están relativamente poco desarrolladas; exigen en la mayoría de los casos capital y fondos disponi- bles en cantidad de importancia, pues las cuotas de las sindicadas son exiguas; y no puede menos de ser así, dada la modestia de los salarios.
Hay, pues, por esta razón serias dificultades, porque un sindicato no progresa si en una ú otra forma no presta servicios á sus miembros. ¿Por qué las muicres cristianas que disponen de algún tiempo libre ó de recursos pecuniarios no han de poner su actividad y su bolsillo á la disposición de las presidentas de las agrupaciones profesio- nales? En esta obra de inmensa importancia todo es utilizable. Es de desear que el movimiento gane en rapidez y en intensidad. Por lo que atañe á los sindicatos femeninos, los católicos han teni- do hasta ahora la fortuna de no ir retrasados. A ellos toca comprender la importancia que en estos momentos tiene el movimiento sindical, colocán- dose resueltamente en el terreno profesional: to- mando vigorosamente la defensa práctica de los intereses de los obreros, no sólo habrán hecho una obra de justicia, sino que, por añadidura, habrán contribuido por modo indirecto á la de- fensa de las libertades religiosas.
FIN DEL TOMO PRIMERO
