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INICIATIVAS FEMENINAS 231

sanos para las que á ellos se dedican. Las obreras trabajan en un local mal ventilado, y con frecuen- cia las hacen velar. :

Respecto al primer punto dejemos la palabra al abate du Lac: “...Estos talleres de modistas— talleres que conozco mejor que vosotras, señoras mías, pues vosotras no habréis entrado nunca en ellos, aunque valdría la pena de que lo hicierais: sólo conocéis la sala de prueba, que, como es na- tural, es lo más elegante y lo mejor de la casa, — estos talleres están en la cueva. Conozco más de uno de ellos que no cuenta con otro medio de ca- lefacción que el calor de las personas que allí se reúnen; de modo que cuando llegan las obreras apenas si pueden coger la aguja entre sus hela- dos dedos, hasta que poco ó poco, á consecuen- cia del calor corporal y del aire expirado, va cal- deándose algo aquel ambiente; en cambio, por la tarde, cuando los mecheros de gas extienden sus llamas blancas por encima de la cabeza de las costureras, que cosen en tela blanca también (lo que contribuye á gastar y estropear la vista), se vicia y enrarece de tal modo aquella atmósfera, que se hace sofocante y mefítica.,,

Y como si estas condiciones en que se realiza el trabajo no fueran ya bastante penosas, todavía vienen á empeorarlas las veladas. En el período en que aquél arrecia, es muy frecuente hacia las seis de la tarde oirá la encargada anunciar que aquella noche habrá que velar. Así, pues, la jor- nada, ya larga, se prolonga hasta las diez ó las once de la noche, disponiendo las obreras sólo de un cuarto de hora para comer un trozo de pan y de embutido que la aprendiza sale á comprar á toda prisa. Y es ya cerca de media noche cuando la obrera— la joven ó la mujer—con el estómago estragado y la cabeza pesada regresa, atravesan- do calles extraviadas, al cuartito que habita lejos