202 CIENCIA Y ACCIÓN
mente durante el día y la noche, y negarse á dar los nombres de los mismos). El tribunal condenó al patrono á una multa de 300 francos, y al jefe de fabricación y al capataz á 100 francos á cada uno.
»El tercer hecho es aún más grave. En la al- caldía de Saint Souplet (Norte), se distribuían desde 1893 certificados de nacimiento en los cua- les se anticipaba la fecha del mismo álos niños del pais que no tenían la edad reglamentaria para ser admitidos al trabajo, y aun á los nacidos en otros Municipios. Habiendo sido descubierta por el ser- vicio de inspección del trabajo esta falsificación, que venía haciéndose desde hacía once años (á veinte niños les fueron ocupados los certificados correspondientes), se instruyó proceso, que dió por resultar.c la prisión del industrial que se apro- vechaba de este delito, y la del alcalde, siendo ambos condenados además á 500 francos de mul- ta: apelada la sentencia, el tribunal cargó toda la responsabilidad al alcalde.,,
Éstos tres ejemplos permiten juzgar de la habi- lidad que se despliega para vulnerar una ley ins- pirada en la protección de la salud del obrero y del niño. Los resultados de esta violación se apre- cian perfectamente en los reconocimientos para el servicio de las armas; en los países industriales la mayoría de los jóvenes carecen de la robustez necesaria para soportar las fatigas de la vida mi- litar. He ahí, pues, lo que cuesta á la Patria el me- nosprecio de los reglamentos protectores de la vida humana (1), menosprecio que muchas perso- nas están prontas á excusar inconscientemente, y aun á favorecer.
(1) En 1903 el servicio de la Inspección del trabajo absol- vió 6.121 contravenciones á la duración del trabajo de muje- res y niños.
