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cación familiar (1), y el interesante Boletín de la Unión familiar (2).
Con este bagaje literario bastará para dar prin- cipio á la obra, contando con que exista alguna experiencia personal respecto á los niños, y, por encima de todo, una voluntad firme y constante de hacer el bien (3).
En los comienzos es donde únicamente suelen presentarse algunas dificultades: por eso conviene emprender la labor con ligereza, á fin de doblar cuanto antes el cabo.
Animo, pues, y suerte á las “cristianas de ac- ción, que inicien esta obra. Y, sobre todo, no esperen para hacerlo á que el vecino dé el ejemplo.
(1) Administración, 44, rue Rubens (Bruselas).
(2) Administración, 1, pasaje Etienne Delaunay (172, rue de Charonne, París).
(3) En este orden de ideas citaremos L'Union des parents et des éducateurs, que ha publicado el Manual del conferen- ciante de los padres de familia, y el Libro de los padres edu- cadores. Lamentamos que en estos folletos, donde hay cosas excelentes, no se tengan para nada en cuenta las doctrinas cristianas, y algunas veces algo peor que eso.
