INICIATIVAS FEMENINAS 157
árbitro intervenga. Apresurémonos á declarar que este caso es menos frecuente de lo que á primera vista parece. No cabe duda que cuando surge entre ellos una dificultad los esposos se sienten inclinados á acudir á la experiencia ó autoridad de sus ascendientes: “Consultaré á mamá..., “No haré nada sin saber la opinión de papá..., Pero ¿cómo podrán olvidar que tales árbitros han de ser forzosamente parciales, y por tanto recusables, y que su consejo ú opinión, sólo por su procedencia, ha de desagradar á uno de los cónyuges, que no considera á sus padres inferiores á los del otro, y que se molestará por la inconsciente preterición á que se los relega? Así como no está bien que los suegros se inmis- cuyan en el gobierno de la casa, tampoco es prudente llamarlos á restablecer la paz matri- monial,,.
Pero hay pocas personas que reúnan la expe- riencia, tacto y discreción que se requiere para desempeñar el difícil papel de árbitro conyugal. Por eso lo más acertado es evitar la necesidad de tener que recurrir á ello.
Ciertamente que son éstos muy buenos conse- jos para las familias de las clases obreras; pero también las otras clases sociales pueden aprove- charse bastante de ellos.
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Las dos primeras reuniones del Círculo de edu- cación familiar de Charonne fueron consagra- das á cuestiones de orden general. Durante las siguientes se entró ya en pormenores y en lo re- lativo á la práctica.
Toda una sesión fué empleada en tratar de lo relativo á los primeros hábitos 6 inclinaciones de
