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152 CIENCIA Y ACCIÓN

los primeros momentos, no le dejase luchar con las dificultades, nunca aprendería á escribir,,.

n apoyo de esta tesis se citó en una sesión de La Unión familiar lo que el P. Tyrreli dice de la educación en su tratado de la Religión ex- terna:

“El problema de la educación se reduce á se- cundar al alumno en las tareas que se le han se- ñalado, para él imposibles por aquel momento, pues que son superiores á la que razonablemente se puede exigir de él; es preciso no ayudarle bajo ningún pretexto, más allá de este límite, sino de- jarle afrontar las dificultades, aun teniendo la se- guridad de que fracasará muchas veces, y pasará grandes apu os antes de adquirir la destreza y maestría que pretende alcanzar,.

Para terminar, es un hecho de todos ccnocido que educamos más á la juventud con nuestros ejemplos que con nuestros discursos. Por eso mismo estamos obligados á conducirnos ante ella con sumo cuidado, cosa que no siempre ha- cemos. Así, por ejemplo, prohibimos á nuestros hijos que mientan, y, en cambio, no tenemos inconveniente en decirles que un pajarito ó nuestro dedo meñique nos cuentan tal ó cual cosa; á algunas de sus preguntas solemos res- ponder con cuentos de hadas ó historietas extra- vagantes, sin comprender que el día que nues- tros embustes sean descubiertos perderemos el prestigio y la confianza que nuestros hijos tenían en nosotros. Los castigam.os por una falta de des- obediencia ó por resistirse á ejecutar nuestra vo- luntad, y en lugar de aquella calma y reflexión que deben acompañar al juez al dictar su senten- cia, nuestra severidad noes frecuentemente otra cosa que la explosión de nuestro mal humor ó la manifestación de la irritabilidad de nuestro sistema nervioso, que se exterioriza ciegamente