INICIATIVAS FEMENINAS 127
ciones recibidas, inscribir los menús con el pre- cio á que resulten, y aprender á llevar un libro de contabilidad doméstica.
Tal es, en su aspecto general, la organización de una escuela ménager suiza. El principio que ha inspirado á sus fundadoras nos parece perfecta- mente resumido en estas palabras de Mlle. Cora- di-Stahll: “Enseñamos á nuestras discípulas á ha- cer tranquila y alegremente sus faenas. ,,
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En Suiza la campaña general en favor de la en- señanza ménager ha dado también por resultado la creación de escuelas de criadas de servir.
Cosa muy natural—dice Mme. H. J. Brunhes— si se tienen en cuenta las condiciones económicas de las clases rurales del país. Paralelamente á la emigración en masa de los habitantes de ciertas regiones pobres al extranjero, se realiza otra emi- gración, casi general, de las jóvenes campesinas á las ciudades suizas. Estas jóvenes, en su mayo- ría inexpertas é ignorantes de todo cuanto se re- fiere al arreglo de una casa, llegan sin protección alguna á las agencias de colocaciones, y, ó bien caen en poder de un ama de casa poco escrupu- losa que las explota sin reparo alguno, ó bien tie- nen que pasar por un duro aprendizaje, sin sala- rio apenas. La mayor parte de ellas van de casa en casa, llevando con disgusto su trabajo, hasta que por fin abandonaban el oficio de sirvientes para ir á engrosar la legión de las obreras de fá- brica.
Para remediar eso, para mejorar el oficio de sirviente mediante la formación de las profesio- nales, la “Sociedad de utilidad pública de las mu-
