INICIATIVAS FEMENINAS 117
así como de una maestra competente: son las dos condiciones que aseguran el mejor éxito.
—Pero una escuela organizada de esa forma será costosa.
—No, ciertamente, si se sabe proceder sin lu- jos inútiles, pero sin prescindir de lo necesario. Sobre este punto dejaremos la palabra á madame Diesbach (1), que habla por experiencia.
“Los gastos no son tan importantes como á primera vista parecen.
» Pueden clasificarse en gastos de local, gastos de material y gastos de entretenimiento. Cual- quier local puede servir para escuela meénagére. Basta una sola habitación de capacidad propor- cionada al número de alumnas, que tenga buenas luces, y sea susceptible de poder instalar en ella varios grifos para el agua y algunos hornillos. El ideal sería disponer de una sencilla casa obre- ra. En ninguna otra podrían las niñas darse cuen- ta más exactamente del lugar apropiado para cada uno de los muebles y objetos de la casa y de la manera de cuidarlos.
Siempre que se pueda disponer de tal local, deberá dársele preferencia.
»El material ha de ser sencillo, porque siendo las alumnas pobres, deben hallar en la escuela una pobreza relativa: nada de objetos más per- feccionados que los que tienen á su disposición en el hogar paterno. Puede pedirse al comité de la Enseignement ménager la lista de los utensi- lios indispensables á un establecimiento de esta clase (2).
(1) Petites Annales de Saint Vincent de Paul, Diciem- bre, 1902,
(2) Mme. Diesbach declaró en el último Congreso de Jua- na de Arco que con cien francos de material puede organi- zarse una escuela ménagere elemental, pero suficiente.
