110 CIENCIA Y ACCIÓN
prende algo más, pues abarca todos los elemen- tos que figuran en la economía doméstica. Por eso, para poder decir que se ha adquirido esta en- señanza, no basta saber preparar un cocido y un asado y algunos platos de dulce, sino que es pre- ciso conocer los principios de la higiene, saber prestar auxilio á un herido, cuidar á un enfermo, llevar bien las cuentas de la casa, ser práctica en el lavado de la ropa, en la compostura y arreglo de la misma; y en otras mil cosas cuyo descono- cimiento cuesta tener que pagar caro á las obre- ras á quienes se encarga.
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Estas ideas comienzan á extenderse entre nos- otros. En diferentes puntos de Francia se han or- ganizado desde algunos años escuelas ménageres. Pero hasta hace poco faltaba en la enseñanza no oficial un centro donde pudieran formarse las futuras maestras. Algunas directoras de escuela que echaban de menos esta enseñanza no podían implantarla, porque carecían de profesorado para ella.
Hoy no sucede así. Una mujer de acción y de altas dotes de inteligencia, la condesa R. de Dies- bach, no considerando indigno de una alta dama trabajar para dotar á sus compatriotas de esta enseñanza eminentemente social, puso las manos en la masa—nunca la expresión será tan bien apli- cada, —y animada de los mejores propósitos y libre de los falsos prejuicios mundanos, fué á Bélgica, donde esta enseñanza se halla notable- menté organizada, y cual una futura institutriz siguió las lecciones, no molestándole aquel tra- bajo; tomó infinidad de notas sobre lo que veía, y participó con sus compañeras en todos los ejer-
