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XI

Juan buyó de las dos, y algo más. ¿Cómo fué ello?

Sólo se supo que habiendo salido en excursión hacia la Sierra, en autómóvil, lo volvieron a su casa moribundo y se murió en ella sin recobrar el conocimiento. Ni el chauffeur ni el amigo que le acompañaba supieron explicar bien lo ocurrido. Al bordear un barranco le vieron desaparecer del carruaje—no sabían decir si porque cayó o porque se tirara—, le vieron rodar por el precipicio, y cuando luego le recogieron, estaba destrozado. Tenía partida la cabeza y el cuerpo todo maguliado.

¡Qué mirada la que Raquel y Berta se cruzaron subre el cuerpo blanco y quieto de su Juan!

BERTA.— Ahora—dijo Berta—lo de la niña, lo de mi hija, está claro...

RAQUEL —Claro. ¿Y de qué va a vivir? ¿Quién la va a mantener? ¿Quién la va a educar? ¿Y cómo? Y tú, ¿de qué vas a vivir? ¿Y de qué van a vivir tus padres?

BERTA. Y la fortuna de Juan?

RAQUEL. ¡Juan no deja fortuna alguna...! Todo lo que hay aquí es mío! ¡Y si no lo sabías, ya lo sabes!