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Miguel de Unamuno

DON PEDRO. Y si hubiese visto cómo le habían dejado sus nueve partos y el tener que trabajar ian duro... Y si hubiese sido capaz de ver bien a la otra...

DOÑA MARTA.—Así sois los hombres... Unos puercos todos...

DON PEDRO. Todos?

DOÑA MARTA.—Perdona, Pedro, ¡tú... no! Tú...

DON PEDRO. Pero, después de todo, se comprende el bebedizo de la viudita esa...

DOÑA MARTA. Ah, picarón, con que...

DON PEDRO.—Tengo ojos en la cara, Marta, y los ojos siempre son jóvenes...

DOÑA MARTA. Más que nosotros...

DON PEDRO. ¿Y qué será de este chico ahora?

DOÑA MARTA.—Dejémosle venir, Pedro... Porque yo le veo venir...

DON PEDRO. ¡Y yo! ¿Y ella?

DOÑA MARTA.—A ella ya iré preparándole yo por si acaso...

DON PEDRO. Y esa relación...

DOÑA MARTA.—¿Pero no ves, hombre de que busca es romperla? ¿No lo conoces?

DON PEDRO.—Sin duda. Pero esa ruptura tendrá que que lo costarle algún sacrificio...

DOÑA MARTÁ.—Y aunque así sea... Tiene mucho, mucho, y aunque sacrifique algo...

DON PEDRO. Es verdad...