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· 110 —¿Cuál es esa cosa importante que me anunciabas?

Apareció en esto un negro, todo el cuerpo blanco de polvo, alentando y sin tener fuerza más que para decir:

— Vitelio!

—¿Cómo? ¿Viene?

Le he visto yo! Antes de tres horas está aquí.

Las cortinas de los corredores se movieron como si las excitara el viento. Un rumor llenó el castillo. Un estruendo de gente que corría, muebles arrastrados por el pavimento, vajilla de plata que se desploma. Desde lo alto de las torres sonaron las bocinas para advertir a los esclavos dispersos.

II

Las murallas estaban cubiertas de gente cuando Vitelio entró en la plaza. Apoyábase en el brazo de su intérprete, y le seguía una gran litera roja, adornada de penachos y espejos. Llevaba puestos la toga, la laticlavia y los brodequines de cónsul, y los lictores rodeaban su persona.

Plantaron delante de la puerta sus doce haces, las varas atadas por una correa, con el hacha en medio. Todos temblaron, entonces, ante la majestad del pueblo romano.

La litera, que conducía ocho hombres, se detuvo, y salió de ella un adolescente ventrudo, de Dorized by