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Sófocles

Pero nada haces ni dices que sea indigno de tu padre haciendo un servicio á un hombre de bien.

Me veré manifiestamente cubierto de oprobio: esto me atormenta hace tiempo.

No, ciertamente, por lo que haces; pero por tus palabras, lo temo.

¡Oh Zeus! ¿qué hacer? ¿Seré doblemente malvado ocultando lo que es vergonzoso ocultar, ó diciendo ignominiosas mentiras?

Este hombre, si mi pensamiento no me engaña, parece querer traicionarme y partir dejándome aquí.

No te abandonaré; temo más bien que experimentes dolor con que te lleve. Ese temor me tortura hace tiempo.

¿Qué quieres decir, hijo, te suplico? No comprendo tus palabras.

No te ocultaré nada. Es preciso que navegues hacia Troya, los aqueos y la flota de los Atreidas.

¡Ay de mí! ¿qué has dicho?