felices cosas y el reposo de los males que te desgarraban y por los que gemías.
¿Dónde has encontrado un consuelo á mis males, á los que no se podría hallar remedio alguno?
Orestes está cerca de nosotros. Sabe que lo que te digo es seguro, tan cierto como que me ves en este instante.
¿Eres insensata, ¡oh infeliz! y te mofas de tus males y los míos?
¡Pongo por testigo al hogar paterno! Ciertamente, no me burlo al decir esto; antes bien, ten por cierto que él está aquí.
¡Oh desventurada de mí! ¿Y por qué hombre has sabido esa noticia á la que prestas fe tan fácilmente?
Por mí misma, no por otro, he visto las pruebas ciertas de ello, y en esto es en lo que tengo fe.
¡Oh desdichada! ¿Qué prueba has descubierto? ¿Qué has visto que haya encendido en ti una alegría tan insensata?
Escucha, ¡por los Dioses! y tú dirás, sabiéndolo todo, si soy insensata ó prudente.