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Edipo, rey

Es verdad lo que dices, pero hace mucho tiempo de eso.

¡Vamos, habla! ¿Recuerdas que me entregaste un niño para criarle como si fuese mío?

¿Qué es eso? ¿Por qué me interrogas así?

He aquí, ¡oh amigo! el que era niño entonces.

¡Vas á causar una desgracia! ¿Callarás?

¡Ah! ¡No reprendas á este hombre, anciano! Sólo tus palabras son de reprender, no las suyas.

¿En qué he faltado, ¡oh muy excelente señor!?

No diciendo nada del niño de que habla.

No sabe lo que dice y se inquieta en vano.

Lo que no dices de buen grado, lo dirás por fuerza.

Yo te conjuro por los Dioses, no hieras á un anciano.

¡Que uno de vosotros le ate prontamente las manos por la espalda!

¡Qué desgraciado soy! ¿Por qué? ¿Qué quieres saber?