Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/78

Esta página no ha sido corregida
74
Sófocles

Estas cosas, ¡oh Rey! nos aterrorizan; pero hasta que lo sepas todo por el que estaba presente, no desesperes.

Ciertamente, el estar aguardando á ese boyero es la única esperanza que me queda.

¿Por qué te tranquilizarás cuando esté aquí?

Yo te lo diré. Si dice lo mismo que tú, entonces me consideraré garantido contra todo mal.

¿Qué palabras tan importantes has oído de mí?

Decías saber por él que Layo había sido muerto por unos ladrones. Si, ahora de nuevo, habla de su número, yo no le maté; porque uno solo no puede ser tomado por varios. Pero si dice que no había mas que un hombre, entonces quedará manifiesto que yo cometí el crimen.

Sabe que él contó así la cosa, y no le es posible decir lo contrario. Toda la ciudad le oyó, y no yo sola. Aunque se apartase de su primer lenguaje, no certificaría, sin embargo, juzgando con arreglo al oráculo, que tú cometiste aquella muerte, puesto que Lojias declaró que Layo debía ser muerto á manos de mi hijo. Ahora bien; el desdichado niño no le mató, puesto que él había muerto antes. Por eso es por lo que ninguna adivinación me hará retroceder.

Tu pensamiento es prudente. Sin embargo, envía alguien que traiga á ese esclavo. No dejes de hacerlo.

Muy pronto enviaré. Pero entremos en la morada, porque nada haré que no te plazca.