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Sófocles

Deja todo eso y lo que se ha dicho. Escucha mis palabras y sabe que la ciencia de la adivinación no puede prever nada de las cosas humanas. Yo te lo probaré brevemente. En otro tiempo, fué revelado á Layo un oráculo, no por Febo mismo, sino por sus servidores, el cual decía que su destino era ser muerto por un hijo que habría nacido de él y de mí. Sin embargo, unos ladrones extranjeros le mataron en la encrucijada de tres caminos. Habiendo nacido el niño, apenas hubo vivido tres días, encargó manos extrañas exponerle con los pies atados, en una montaña desierta. De esta manera Apolo no hizo que el hijo fuese el matador del padre, ni que Layo sufriese de su hijo lo que de él temía. He aquí cómo se realizaron las predicciones fatídicas. No tengas ningún cuidado. En efecto, lo que un dios quiere averiguar, él mismo lo descubrirá fácilmente.

¡Oh mujer, cuánto, escuchando esto, siento el alma agitada y el corazón herido!

¿Qué nueva inquietud te turba?

Me parece que te he oído decir que Layo había sido muerto en la encrucijada de tres caminos.

Ciertamente, se dijo, y ese rumor no ha sido desmentido.

¿Y en qué lugar ocurrió esto?

En la comarca que se llama Fócida, allí donde los caminos que vienen de Pito y de Daulis forman uno solo.

¿Hace mucho tiempo de eso?