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Las traquinenses
hay ya trabajos para un muerto. Puesto que la verdad de estas sentencias brilla con lo que ha sucedido, es preciso, hijo, que me prestes tu ayuda, y que no esperes á que mi boca se ponga furiosa. Ayúdame de buen grado y dócilmente, sumiso á esa ley tan hermosa que quiere que obedezcas á tu padre.
Hilo
¡Oh padre, estoy lleno de terror escuchando tales palabras! Sin embargo, ordenes lo que quieras, obedeceré.
Heracles
Dame primero la mano derecha.
Hilo
¿Por qué pides esa prenda de fe?
Heracles
¿Vas á negármela y á resistírteme?
Hilo
Te la tiendo, no te rehuso nada.
Heracles
Jura ahora por la cabeza de Zeus que me ha engendrado.
Hilo
¿Para qué? ¿Qué he de jurar?
Heracles
Cumplir lo que yo ordenare.
Hilo
Lo juro, y pongo por testigo á Zeus.
Heracles
Si faltas á ello, encomiéndate á las imprecaciones.