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Las traquinenses

Tales cosas pasan, que no conviene que yo las calle.

Tanto más preciso es callarte después de lo que ella ha hecho contra mí.

Pero no después de lo que ha hecho hoy.

Habla, pues, pero teme ser indigno de tu raza.

Hablo. Mi madre ha muerto, de muerte violenta.

¿Quién la ha matado? Tú me anuncias un siniestro prodigio.

Su propia mano, no otra alguna.

¡Oh Dioses! ¡Antes, como era debido, que pereciese por mi mano!

No pensarías así, si lo supieses todo.

Con extrañas palabras comienzas. ¿Qué quieres decir?

Helo aquí. Ella ha faltado, queriendo obrar bien.

¡Desgraciado! ¡Ha obrado bien la que ha muerto á tu padre!