Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/210

Esta página no ha sido corregida
206
Sófocles

Pero tampoco he pedido por mis plegarias sino lo que deseo.

No desees nada ahora. Los mortales no pueden escapar á una desgracia fatídica.

Antistrofa III

¡Llevad lejos á un insensato, á mí que te he matado, ¡oh hijo! y á ti que estás ahí, tambien! ¡Oh desventurado! No sé, no teniendo ya nada, de qué lado volverme. Todo lo que poseía ha desaparecido; un insoportable destino se ha precipitado sobre mi cabeza.

La mejor parte de la felicidad es la prudencia. Es preciso reverenciar siempre los derechos de los Dioses. Las palabras soberbias atraen sobre los orgullosos terribles males que les enseñan tardíamente la prudencia.