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Antígona

el ilustre destino de Megareo y el de Hemón; y por fin, ha lanzado imprecaciones contra ti que has matado á su hijo.


Estrofa II

¡Ay! ¡ay! estoy lleno de terror. ¿Por qué alguno no me ha atravesado por delante con una espada de dos filos? ¡Desgraciado de mí! ¡Ay! ¡ay! ¡estoy abrumado de miserias!

Esta muerta te ha acusado de esas dos muertes.

¿De qué modo ha cesado de vivir?

Por su propia mano se ha herido con la espada bajo el hígado, en cuanto ha sabido la suerte lamentable de su hijo.


Estrofa 111

¡Ay de mí! Jamás acusaré á ningún otro hombre de los males que solo yo he causado; porque yo soy quien te ha matado, ¡desdichado de mí! ¡yo mismo! y esta es la verdad. ¡Oh servidores, llevadme con toda rapidez, llevadme lejos, á mí, que no soy ya nada!

Tienes razón, si nada de bueno hay en la desgracia. El mal presente es el que mejor hace cesar el primero.


Antistrofa II

¡Vamos, vamos! ¡Venga una última muerte que traiga mi supremo día tan deseado! ¡Vamos! ¡que venga, á fin de que no vea el día de mañana!

Las cosas son futuras. Conviene ocuparse de las cosas presentes. Toca á aquellos á quienes el porvenir concierne preocuparse de ellas.