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Sófocles

¡Ay! ¡Qué tarde has conocido la justicia!

¡Ay! ¡La he conocido, desdichado! Es que un dios furioso contra mí me ha herido en la cabeza y me ha inspirado funestos propósitos, derribando con el pie mis alegrías. ¡Ay! ¡ay! ¡oh trabajos miserables de los hombres!

¡Oh dueño! Has encontrado y posees todos los males, llevando los unos en tus brazos y debiendo bien pronto contemplar los otros en tu morada.

¿Qué hay todavía?

Tu infortunada mujer acaba de herirse mortalmente, probando así que era bien la madre de ese muerto.


Antistrofa 1

¡Oh umbral del inexorable Ades! ¿Por qué me pierdes! ¡Oh mensajero de un lamentable infortunio! ¿qué palabra has dicho? ¡Ay! ¡ay! Has acabado á un hombre ya muerto. ¿Qué dices? ¡Ay de mí! ¿que nueva calamidad me anuncias? ¡La muerte sangrienta de mi mujer después de ésta!

Puédes mirar. Ella no está ya en tu morada.

¡Ay de mí! ¡Desventurado! Veo esta nueva miseria. ¿Cuál me queda que sufrir en adelante? ¡Oh infeliz de mí, tengo en mis brazos á mi hijo muerto, y veo por otro lado á esta muerta! ¡Ay! ¡ay! ¡desgraciada madre! ¡Ay! ¡hijo mío!

Habiéndose abrazado al altar, se ha herido y ha cerrado sus párpados cargados de sombra, después de haber llorado